Fui tristeza y ave sin nido,
fui el aliento congelado de tu boca,
anduve por un cielo sin fronteras
llena de olvido y nostalgias;
de cenizas, de letras, de lágrimas y,
te imaginaba muy cerca de mí,
en aquellas madrugadas,
cuando el viento no era frío
era un deseo tibio que me arropaba.

Fragmento del poema: La Abadía del roble
Autora: De León Isamar
Derechos Reservados

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