Qué suelo fértil
germinó el cigoto de tu
ser
en cuyas entrañas
tuviste la virtud de nacer,
tan solo para que tú en mí,
pudieras siempre
permanecer.
Qué luna en su desvelo,
te ofrendó el reflejo
nocturno,
para que los ojos
de mi alma
te vieran desde
la penumbra amargura,
en la que yo
pernoctaba.
Fragmento del poema Dime tu mujer…
Autor: Fray Ruiz
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