Sé que mis letras no bastan para sanar tus heridas profundas, o aliviar tu cruento dolor.

Porque tu vulnerabilidad es latente e inevitable en estos momentos Madre Sufrida, ante los azotes de la naturaleza.

Hoy dueles en el alma, porque estás siendo devastada por los fluídos ardiente de tus entrañas, tu gente gime, tu faz terruña sofoca humeante, tu fauna grita y tu flora clama piedad cada vez más.

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