El mar lleno de una libertad blanca,
me regalo el secreto de las espumas.
Me regalo el enigma de sus burbujas,
que se bañan de caricias que descienden de la luna.
Yo no tengo reglas poeta susurro a mi oído:
las brumas…
Olas y mareas,
así como todos los reflejos del cielo que viven en mis aguas,
puedes cantarlos a tu manera:
puedes cantarle lo sé,
de la manera que le hablas a las piedras,
esas que embelesadas,
te sonríen allá en los desiertos de tu pueblo.

Fragmento del poema Yo no vengo a pedir piedad

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