Ahí aliviaste tu sed por los encantos.
Ahí reposaste la sed de tu cansancio.
Esos ríos jornaleros poeta,
son los que alimentan la luz de los luceros,
esos que a Honduras y Nicaragua
les pintan desde el mundo de las estrellas,
con sus cabellos peinados en hilos de plata.
Fragmento del poema Yo no vengo a pedir piedad
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