De mi amigo Carlos Hugo, de Córdoba, Argentina, recibo esta narración que publico con mucho gusto y agradezco por el envÃo y por colaborar con Blog Guatemala. Aprovecho para enviarle un afectuoso saludo.
Una pareja llevaba años de matrimonio y no lograba tener familia. Vieron a un especialista muy renombrado quien, tras varios estudios, les dijo que la solución era buscar a un padre sustituto. La señora preguntó: ¿Qué es un padre sustituto?
– Es un hombre seleccionado con mucho cuidado, que hace las funciones del esposo, para que la mujer quede embarazada.
La señora vaciló, pero su marido le dijo al doctor que no tenÃa
inconveniente, con tal de realizar su ilusión de ser padres.
DÃas después contrata a un joven para que, cuando él no este, vaya a cumplir su tarea.
Sin embargo, un fotógrafo de niños habÃa sido llamado a la casa vecina
para retratar al bebé, el hombre se equivocó y llegó a casa de la señora.
– Buenos dÃas señora, vengo por lo del niño.
– SÃ, pase usted. ¿Quiere tomar algo?
– No, muchas gracias, el alcohol no es bueno para mi trabajo, además
quiero comenzar cuanto antes.
– Muy bien, ¿Pasamos a la habitación?
– Puede ser allÃ, aunque me gustarÃa más aquà en la sala, digamos que dos en la alfombra, dos en el sofá y también en el jardÃn.
– ¿Pues cuántos van a ser?, se alarmó la señora.
– Mas o menos cinco, pero si usted acepta pueden ser más.-dijo mientras sacaba un álbum-. Quiero que vea algo de lo que he hecho, tengo una técnica que le gusta mucho a mis clientas. Por ejemplo: mire este niño qué bonito; lo hice en un parque público, a plena luz del dÃa; se juntó la gente para verme y hasta me ayudaron dos amigos, porque la señora era muy exigente, con nada le daba gusto. Para colmo, esa vez tuve que suspender el trabajo porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.
La señora estaba estupefacta, escuchaba todo esto mientras el fotógrafo continuaba:
– Ahora vea estos mellizos. En esa ocasión sà que me lucÃ, la mamá se
portó estupendamente y todo lo hice en menos de cinco minutos: llegué y ¡paf, paf!, solo dos disparos y mire que bien me salieron los gemelitos.
La señora estaba cada vez más asustada, oyendo al fotógrafo que continuaba:
– Con este niño batallé más, la mamá era muy nerviosa. Yo le dije: Señora, usted vuélvase para el otro lado y deje que yo haga todo. Ella se volteó y ya pude hacerlo.
La señora estaba a punto del desmayo.
El fotógrafo guardó su álbum y le dijo:
– ¿Quiere comenzar?
– Cuando usted diga -contestó ella-.
– Está bien, voy por el trÃpode.
– ¿TrÃpode? -dijo temblando la señora-.
– SÃ, dijo el fotógrafo, mi aparato es muy grande, necesito el trÃpode para apoyarlo porque ni con las dos manos puedo sostenerlo bien y….
¡Señora…! ¡Señora…! ¡¡Señooooora…!
MORALEJA DEL CUENTO:No hay que mencionar lo del “trÃpode”.
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