BORAT

Para que aparezca una comedia que de verdad valga la pena ver, casi siempre, deben pasar varios años. Producciones como: “Fargo”, de los hermanos Cohen; “Tierra de nadie”, de Danis Tanovic”; “Underground”, de Emir Kusturica; por mencionar algunas, satirizan la violencia y la guerra, por medio del humor negro; consiguiendo, de esta forma, que el espectador pase de la risa a la reflexión. “Borat´s cultural learnings of America for make Benedit glorious nation of Kazahstan”, es el singular título de la primera aparición en el cine del comediante inglés Sacha Baron Cohen. Borat es un periodista a quien el gobierno de Kazahstan envía a los Estados Unidos, para que adquiera conocimientos y documente todo acerca de la forma de vida en ese país, con la idea de implementar, a su regreso, lo aprendido. Se trata de una cinta descarada, en todo el sentido de la palabra, que utiliza la estructura de documental, para incursionar en la sociedad estadounidense y burlarse de todo lo que encuentra a su paso. El filme está hábilmente elaborado bajo una mascara de trabajo artesanal o “chafa”, para decirlo con mayor propiedad; todos sus elementos así lo hacen ver. Desde el inicio, la música compuesta por Erran Baron Cohen, dotada de falso dramatismo, anuncia lo que se verá en el desarrollo de la historia: primeros planos desenfocados, acercamientos de cámara caóticos, locaciones mal construidas, cambios bruscos de escena; todo de acuerdo a lo que se quiere mostrar. El principal responsable de que la película funcione, pues fácilmente pudo haberse convertido en un producto a lo “Scarie Movie”, es Baron Cohen, quien realiza una actuación excelente (ganó el Globo de Oro a mejor actor de comedia); en su viaje de descubrimiento y aprendizaje, se entrevista con representantes de todos los segmentos de la sociedad, de quienes hace burla y sátira, poniendo en evidencia los prejuicios y defectos de: feministas, políticos, machistas, judíos, musulmanes, evangélicos, negros, blancos, vendedores de armas, traficantes de animales, señores y señoras de la alta sociedad, habitantes de suburbios, gays, pasajeros del metro, y algunos especimenes más, que son objeto de la inteligencia, disfrazada de ingenuidad, de este comediante. “Borat”, dirigida por Larry Charles y co-protagonizada por Ken Davitian (Azanat); es una comedia que echa mano de situaciones grotescas y diálogos, por momentos, escatológicos, para lograr una especie de ensayo, de gran lucidez, de los defectos de la sociedad, no solo estadounidense, sino de cualquier país que quiera parecérsele. La risa está garantizada, pero también el momento para la reflexión. Calificación 8/10.

Fernando Ramos

By fernandoramos

He publicado crítica de cine en Prensa Libre

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